Entre los cometidos fundamentales
de la familia cristiana se halla el eclesial o eclesiológico, es decir, que
ella está puesta al servicio de la edificación del Reino de Dios en la
historia, mediante la participación en la vida y misión de la Iglesia.
Para comprender mejor los
fundamentos, contenidos y características de tal participación, hay que
examinar a fondo los múltiples y profundos vínculos que unen entre sí a la
Iglesia y a la familia cristiana, y que hacen de esta última como una «Iglesia
en miniatura» (Ecclesia domestica) como lo menciona Lumen gentium 11,
de modo que sea, a su manera, una imagen viva y una representación histórica
del misterio mismo de la Iglesia.
Es ante todo la Iglesia Madre la
que engendra, educa, edifica la familia cristiana, poniendo en práctica para
con la misma la misión de salvación que ha recibido de su Señor. Con el anuncio
de la Palabra de Dios, la Iglesia revela a la familia cristiana su
verdadera identidad, lo que es y debe ser según el plan del Señor; con la celebración
de los sacramentos, la Iglesia enriquece y corrobora a la familia cristiana
con la gracia de Cristo, en orden a su santificación para la gloria del Padre;
con la renovada proclamación del mandamiento nuevo de la caridad, la
Iglesia anima y guía a la familia cristiana al servicio del amor, para que
imite y reviva el mismo amor de donación y sacrificio que el Señor Jesús nutre
hacia toda la humanidad.
Por su parte la familia cristiana
está insertada de tal forma en el misterio de la Iglesia que participa, a su
manera, en la misión de salvación que es propia de la Iglesia. Los cónyuges y
padres cristianos, en virtud del sacramento, «poseen su propio don, dentro del
Pueblo de Dios, en su estado y forma de vida» (Lumen gentium). Por eso no sólo
«reciben» el amor de Cristo, convirtiéndose en comunidad «salvada», sino que
están también llamados a «transmitir» a los hermanos el mismo amor de Cristo,
haciéndose así comunidad «salvadora». De esta manera, a la vez que es fruto y
signo de la fecundidad sobrenatural de la Iglesia, la familia cristiana se hace
símbolo, testimonio y participación de la maternidad de la Iglesia (Lumen
gentium).
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Medite
y responda las siguientes preguntas individualmente y, después de leer las
respuestas de su cónyuge, mediten juntos y tomen las decisiones que crean ambos
que permitirán mejorar el "nivel" de su relación con la Iglesia.
·
¿Cree que usted y su cónyuge sienten que su familia es una <<iglesia
domestica>>?
·
¿ Participan como parte de su “FE”, en su parroquia como en la familia del
anuncio de la buena nueva a través del anuncio de la palabra de Dios y de la
caridad?
·
¿ Además de asistir a la celebración de la Eucaristía dominical, están
integrados en algún grupo pastoral al servicio de los demás?
·
¿Desarrollan actividades organizadas de caridad, en su comunidad y para el
bien común?
·
¿Participan ambos como pareja, en alguna de esas actividades y grupos?,
¿comparten el mismo interés y entusiasmo en su participación?
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